Synopsis
¡Ay!, vivían. Vivían con acuciantes necesidads materiales y espirituales. Pero he aquí que la carencia, al modo de las asbias consideraciones del Quijote, avivaba el ingenio, el ansia de aventura en el mejor sentido.
Unos grandes consumidores de palabras; y de sueños. De palabras en grupo, de imaginación y sueño a solas, en el tal hosco paisaje castellano donde el escaso calor lo ponía una sopa lavada de taberna y un corazón sentiente que hoy, en algunos, late todavía.