Sinopsia
Además de las reglas escritas, las del código y las frases que lo interpretan, hay una serie de reglas no escritas. Estos últimos son respetados con mucha más atención y cautela. Y entre estos hay uno que más o menos dice: un abogado no defiende a un cliente tirando a un colega por la borda. No está hecho, eso es todo. Normalmente cualquiera que viole estas reglas, de una forma u otra, paga por ello. O al menos alguien intenta hacerle pagar. El abogado Guido Guerrieri debe correr este riesgo. Hay un hombre en la cárcel que se declara inocente, condenado en primera instancia por tráfico de drogas. Las circunstancias son abrumadoras y él mismo, en un principio, se había confesado. Pero existe la posibilidad de que acabe en una trampa orquestada por el abogado de primer grado. Una estafa maldita, entonces, que Guerrieri se resiste a hacerse cargo, y no solo porque todas las apariencias estén en contra. El preso no es un rostro nuevo: en la época del movimiento estudiantil lo llamaban Fabio Rayban, un matón fascista obsesionado con la adolescencia de Guido. También hay una situación personal ambigua que envuelve al abogado: quizás el fin de un amor, el comienzo muy peligroso de otro, y en cada uno de estos cruces parece materializarse el interno que se proclama desesperadamente inocente.